Arco
Escrita en: Mayo 14, 2021
Los arcos representan fuerza y poder, son una invitación para cruzar de un estado de conciencia a otro, la frontera entre esta realidad y la otra para cruzar un umbral y embarcarse en una nueva etapa de la vida.
Esa sensación de cruzar por debajo de un arco siempre tiene una energía única para mí, me remiten respeto, son como puertas generadas para tomar una pausa y observar de dónde venimos y hacia dónde vamos en el camino de la vida.
Cruzar el arco suena como un acto de valor, donde los cuestionamientos de la mente dejan de tener importancia y necesitamos meternos en el mundo interno de la intuición para poder verdaderamente ofrecer nuestro caminar hacia una evolución plena del alma. Los arcos algunas veces también se convierten en puentes que comunican a un lado con el otro, algunos puentes pueden ser altos y muy imponentes, por lo que caminarlos despacio con los ojos bien abiertos nos va a permitir entender las sensaciones y emociones que se desatan en el avance espiritual.
La postura de urdhva dhanurasana o también llamada chakrasana es una de las posturas que nos ofrece una oportunidad para abrirnos al futuro expandiendo la parte frontal del cuerpo y al mismo tiempo dándonos el apoyo de un pasado fuerte donde las lecciones han sido base para sostener nuestra sabiduría en un futuro.
Esta postura es avanzada en mi opinión porque es necesario haber trabajado en varias articulaciones y requiere de mucha flexibilidad en la columna al mismo tiempo que apertura en la parte frontal. Es importante observar el punto de la postura donde el cuerpo se sienta cuidado. El avance de esta postura y su apertura es parcial, requiere practicarla muchas veces para que el cuerpo y la mente vayan registrando el punto donde se siente “bien” la postura, es decir, jamás forzar ningún músculo o articulación para evitar cualquier tipo de lesión.
Para realizar esta postura comenzamos acostados en el piso; los pies paralelos al ancho de las caderas, cada uno de los dedos de los pies tocando el piso, es importante observar la bola del dedo gordo, del dedo chiquito y del talón apoyados de manera balanceada en el piso; el sacro se levanta del piso para elevar la cadera, procurando que el coxis se dirija hacia atrás de las rodillas; las manos se colocan a los costados de la cabeza con los dedos apuntando hacia los trapecios; los codos buscan acercarse uno a otro; la coronilla de la cabeza se apoya en el piso, esta es la primera fase de la postura y se puede quedar ahí mientras respiramos o se puede levantar la cabeza del piso para empujar fuerte con las manos, los brazos y los hombros para que el cuello continúe la extensión de la columna.
La sensación que esta postura provoca es de mucha expansión en todo el cuerpo, cruzando cada uno de los chakras para desde el corazón irradiar una explosión de luz y energía vital como una fuente infinita de amor hacia todo nuestro ser, y así cruzar el umbral de lo imposible hacia lo posible, del amor incondicional.
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