Calma en la incomodidad
Escrita en: Julio 23, 2021
Cada persona en el mundo es un universo único e irrepetible; todos y cada uno de los cuerpos que habitamos, así como las formas de procesar la información del mundo, de las formas. Aunque haya similitudes en ideas y pensamientos, las maneras de desarrollarlos internamente y devolverlos al mundo en maneras de expresión tienen tan distintos colores que incluso se van desarrollando y cambiando dentro de cada persona.
Los cuerpos expresan también formas de sentir y pensar dependiendo del color de su piel, la nitidez del blanco en los ojos y sobre todo en las palabras que utilizamos día con día para expresar todo lo que necesitamos, así sea de manera consciente o inconsciente. En estos momentos de la historia de la humanidad estamos observando una cantidad de opiniones muy distintas, donde algunas veces es muy evidente que no podemos estar de acuerdo con todo lo que dicen nuestros amigos o familiares; se ha creado una gran polémica en cuanto a las decisiones que cada uno toma al enfocarse en el mundo externo o en el otro y la empatía se ha visto disminuida. En los últimos artículos he hablado mucho sobre la empatía porque siento que es algo que realmente se necesita fomentar en estos momentos, es necesario poder ser libres de expresar opiniones sin ser criticados, es importante hacer un análisis y discernir en cuanto a las decisiones que vamos tomando día con día.
He encontrado un cambio con respecto al año pasado en cuanto a la posibilidad de ver hacia adentro, cuando estuvimos en los momentos más críticos de aislamiento; muchas personas se dieron la oportunidad de verse a sí mismos y tratar de entender ese mundo interno que, obviamente, no es un camino fácil; podemos encontrar cosas hermosas y cosas que no nos gustan tanto, pero que venimos cargando, tal vez no solamente años, sino generaciones enteras. Lo que ahora noto distinto es que muchas personas están más enfocadas de nuevo en lo de afuera, en satisfacer lo exterior: salir, trabajar demasiado otra vez; el ejercicio y la meditación han quedado otra vez relegados, tal vez porque lo que vieron dentro de ellos mismos es difícil y también por no saber qué hacer con eso. Todo es válido, todos somos libres de decidir qué hacer con lo que vemos, solo me pregunto: ¿qué tan sostenible es el sistema de satisfacer el mundo exterior a largo plazo?
En esta reflexión encontré que en la variación avanzada de la postura del lagarto existen muchas partes del cuerpo que necesitan apertura y coordinación. A simple vista esta postura puede parecer sencilla o confusa, pero poco a poco, a través de una práctica constante, podemos ir avanzando en el reconocimiento de estas distintas partes, al menos un momento.
Para realizar la postura de lagarto atado con el pie detrás de la cabeza, partimos de un perro boca abajo para llevar la pierna derecha hacia arriba en la inhalación, y en la exhalación apoyarla justo en medio de las manos; bajamos la rodilla izquierda al piso; los antebrazos también bajan al piso para quedar alineados debajo de los hombros. El hombro derecho entra debajo de la rodilla derecha para, en una torsión de la columna, tomar el pie izquierdo por la parte externa y acercarlo hacia el sacro. Con la mano izquierda se puede rodear al tobillo para ayudar a realizar una torsión más profunda, lo ideal es tratar de mantener la columna en extensión y las caderas libres para que el torso se expanda en cada respiración y esto nos ayude a encontrar calma en la incomodidad.
Fotografía principal: Joshua J. Cotten en Unsplash.
Fotografía interior: Blanca Oceguera.
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