Ojos del niño interno
Escrita en: Abril 30, 2021
Se dice que Matsyendrasana vivió alrededor del siglo 9 o 10 a. C., cuenta la leyenda que nació en un día poco auspicioso, por lo que dicen que sus padres lo echaron al mar donde fue tragado por un pez; mientras estaba dentro de ese pez escuchó una conversación entre Shiva y Parvati sobre yoga; fue de aquí que se le llamó el “Señor de los Peces” y el maestro que compartió el conocimiento a los demás.
Esta historia me hace reflexionar sobre las situaciones de la vida, alguna vez nos han dicho algo que nos genera un miedo, algo que nos hace sentir tristes o algo que nos confronta con nuestro ego y reaccionamos desde el “¿qué dirán?” en lugar de evaluar realmente lo que nuestra intuición nos dice. Esto sucede en cuestión de segundos, pero las consecuencias pueden perdurar mucho tiempo.
Cuando nuestro ego se ve afectado por las acciones o palabras externas utilizamos un mecanismo de protección inconsciente que nos desbalancea o espacios donde nos vemos amenazados, a nadie nos gusta que nos subrayen nuestros errores y menos aún logramos reconocerlos y aceptar la crítica. Esto nos sucede a todos en áreas profesionales, en relaciones, e incluso en nuestra propia mente; a veces nos juzgamos de una manera muy dura y eso también nos lastima, principalmente a nuestro niño interior. Vamos jugando el juego de ser adultos desde un lugar donde el niño interno está lastimado o herido por cuestiones que probablemente pasaron hace mucho tiempo y que no hemos podido sanar e integrar, por lo que en la vida adulta escondemos a ese niño atrás de nuestro ego y perdemos nuestra esencia, nuestra inocencia y abandonamos a ese niño interno.
Las torsiones generalmente nos confrontan mucho con el ego porque a veces buscamos llegar a la postura antes de sostener el alineamiento y esto, a veces, puede generar desequilibrios a largo plazo, por lo que los invito a que busquen un alineamiento sustentable para lograr avanzar poco a poco buscando que la postura nos asiente y alinee, aunque el ego se vea confrontado.
La postura de ardha matsyendrasana es una postura avanzada en cuanto al grado de flexibilidad que el cuerpo requiere para realizarla, la parte de atrás del cuerpo busca estar disponible para sentarnos en el piso, las caderas necesitan estar hidratadas y dispuestas al movimiento de la parte externa, así la columna buscar una torsión consciente.
Para realizarla comenzamos sentados; la pierna derecha se flexiona para colocar la planta el pie junto a la parte externa de la pierna izquierda —esta es la primera sugerencia para las piernas—, se pueden quedar así o continuamos flexionando la rodilla izquierda para pasar el pie junto a la cadera derecha, es decir, las piernas se cruzan; la rodilla derecha apunta hacia arriba y la rodilla izquierda se recarga en el suelo haciendo una palanca entre las piernas. La mano derecha toca el piso al costado de la cadera, en una inhalación profunda el brazo izquierdo se eleva para alargar todo el costado del cuerpo y en la exhalación cruzar el codo izquierdo hacia la parte externa de la rodilla derecha buscando la torsión desde las costillas manteniendo los dos isquiones en el piso. La cabeza puede rotar buscando mirar hacia atrás, los hombros se alejan de los oídos y buscar la extensión con rotación de la columna.
Esta postura ayuda mucho a limpiar órganos internos para darle salida a emociones que se hayan quedado pegadas en la columna, ayuda a quitar cansancio extremo y a abrir espacio para las caderas liberando la parte externa y relajando a la espalda baja. Busquemos practicarla como niños, sin juzgarnos y con una sonrisa en los labios.
Fotografía principal: Aaron Burson en Unsplash.
Fotografía interior: Blanca Oceguera.
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