Chingas a 20 el viente viente
Escrita en: Diciembre 31, 2020
Este año, otra vez la flecha del querubín cupido me llevo a Glendale, Arizona, a ver en spring training a el equipo de mis amores junto con mi familia, pa’llenar de color azul nuestros corazones.
Como cada febrero, desde hace tiempo nos vamos a festejar y convivir en mi cumpleaños para mirar los nuevos prospectos que trae Dodgers; con encanto y valentía nos arrimamos a cada carrito para probar nuevos sabores y presenciar la formación de alguna nueva dinastía. Este año, con gran emoción y con gran ilusión, vimos el primer turno al bat de Mookie Betts, pelotero que salió cuajado con hartos millones para hacer campeón al equipo de Los Ángeles. Todo estaba muy chingón, pasándola cabrón; unos días tomando a gusto, mirando los arbustos del desierto con mi gente, viendo baseball con sabroso ambiente acompañado de familias muy fanáticas y conocedoras del equipo; uno puede hablar con gente del mismo tema en cada esquina del estadio y analizar los nuevos prospectos. Todo iba muy bien.
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Después de estar estacionado en Arizona alcancé a Kinky para irme de gira en marzo por varias ciudades de México y, de pronto, sabe que pasó que la gente empezó a comprar mucho papel de baño y la chingada —cosa que la verdad nunca entendí por qué—. Estábamos en la fecha del 14 de marzo, en el festival Cumbre Tajín, y nos dicen que esa podía ser la última fecha por un tiempo porque un virus llamado covid-19 llegó a chingarnos a todos. Yo la verdad pensé que solo iba ser un rato o algunos meses y mírame aquí, esperando a irme de gira otra vez y tener mi vida de antes que tanto extraño.
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A todo el mundo de alguna manera nos dio en la madre; a algunos más y a otros menos. Kinky tenía una gira de abril a octubre por México, Estados Unidos y Sudamérica, pero pues, qué te puedo decir más que puras cosas feas: algunas personas fueron corridas de sus labores y empezaron hacer otras cosas para sobrevivir y resulta que hasta son más felices; algunas parejas y matrimonios tronaron porque al no salir de la casa es donde la cajeta sale, y si sale apestosa te enredan y te degüellan.
Yo, en lo mío, la verdad. Al principio me puse muy triste; imagínense, uno llevando ya veinte años saliendo de gira y de repente te dicen que no salgas ni de tu casa. Mi única salida era al OXXO por cerveza en las noches; luego dejaron de vender cerveza y me volví tomador de whiskey —cosa que no vuelve a suceder, pues a mi cabeza al otro día no podía retener—, y así, día con día se nos iba paso a paso la vida. Este año 2020, chingas a veinte.
Empecé a escribir columnas de baseball desde el 2009 con diferentes revistas de México, todas eran esporádicamente porque no tenía mucho tiempo por las giras, etc., y ahora hasta tengo un programa de baseball llamado “Pólvora, Voz y Diamante” junto a dos grandes amigos míos que la verdad, si no fuera por escribir mis pensamientos y dispararlos con mi boca en el programa, ya me hubiera vuelto loco. Gracias a este hermoso deporte que me mantiene activo y a las grabaciones musicales con diferentes grupos de Monterrey, Los Ángeles y Saltillo, pude distraerme y no pensar en lo feo de esta situación.
El corrido del 2020 le apagó las velas a mucha gente, nos mató tantas ideas que teníamos en la mente. Puedo ser egoísta y decir que este año ha sido bonito en el baseball porque Dodgers quedó campeón, pero la verdad fue un cagadero esta temporada de baseball: que si se armaba que si no, que si quien sabe… Lo único bueno que puedo decir es que la fiesta no se apago nunca, tal vez el baile fue diferente, sin redobles y sin gente. Agridulce me llevo esta World Series ganada en un estadio nuevo, pero diferente.
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Atentamente,
Pliego Villarreal
Fotografía principal: Adobe Stock.
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