El California roll
Escrita en: Julio 24, 2021
La primera vez que comí sushi en mi vida fue obligado. De la vista nace el amor para algún platillo y yo la neta no le miraba nada interesante a un rollo de arroz con pescado adentro, salsa de soya y una cosa verde por un lado. Estábamos de gira por Austin, Texas, creo que era por el 2004, y el platillo japones lo traían de moda mis amigos del conjunto; yo la neta quería una Whataburger pa’ no fallarle, pero me insistieron en ir pa’ probar el mentado sushi. Llegamos y nos sentamos, los meseros de ojo rasgado las carta del menú nos llevaron, yo no entendía ni madres, pinches nombres mamones como: “California Fire”, “Red Tuna”, ”Sevino Sobreti Sushi”, entre otros cuantos más (luego, en Monterrey, salieron los sushis de trompo y arrachera). Me trajeron el rollo con palitos y preferí agárralo como galletas, con la mano. Les pregunté a estos vatos si la cosa verde era guacamole, y al momento de comerlo me salió lumbre por la nariz, ¡no mames! ¡Qué cosa tan fuerte es el wasabi! Los ojos no me paraban de llorar y les mente la madre. Y esa fue mi novatada cuando comí sushi, y ahí el espectro del paladar y el gusto se me empezó a educar para comer cosas nuevas y no solamente tacos y hamburguesas.
Cada vez que como comida japonesa me acuerdo tanto de esa anécdota que le agarro más sabor en cada mordida, amante del arroz y del pescado crudo. Lo que todavía no me interesa es saber usar son los chingados palitos esos, con la mano me gusta más comer, se siente bien sabrosa la consistencia del rollo crudo o empanizado.
Así como llegó la invasión de la gastronomía japonesa, llegaron los peloteros a Grandes Ligas. Algunos no les entendían, otros los odiaban y muchos los amaban. El primer pelotero japonés que debuto en Grandes Ligas fue Masanori Murakami, un primero de septiembre de 1964, con los Gigantes de San Francisco; Murakami llegó al big show porque su equipo de la liga japonesa, los Nankai Hawks, lo mandaron a los Gigantes. Murakami fue relevo de San Francisco, su velocidad no era tan cabrona, pues sólo llegaba a las 80 Mph; lo de ese peladito era más tirar la curva y el cambio, porque en Grandes Ligas lo enseñaron a tirar la screwball. El pitcher relevista tuvo buen desempeño durante el poco tiempo que estuvo en Grandes Ligas, tuvo cien ponches, pero el ERA le bailaba poquito con 3.43. Su equipo en Japón lo llamó de regreso y, una nota curiosa, es que decían que él también se quería ir porque el arroz en los Estados Unidos nomás no le gustaba nada; ve tú a saber si es verdad o falsedad, pero yo sí le creo, el arroz pegado la caga toda.
El segundo pelotero japonés en debutar en el mejor beisbol del mundo fue Hideo Nomo; a ese vato me tocó verlo y me enamoré de su manera de pichar, de su elegante windup. Nomo debutó un dos de mayo de 1995 con Los Dodgers. Qué chistoso que dos equipos con gran rivalidad fueron los primeros en agarrar japoneses ¿verdad? Hideo Nomo, en su carrera en Grandes Ligas, tiró dos juegos sin hit, fue Novato del Año, All-Star y dos veces líder de ponches.
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De ahí empezaron a caer más peloteros japoneses a Grandes Ligas, como Dave Roberts, que es muy conocido por el robo de base que tuvo contra los Yankees en el 2004, juego 4 del ALCS, y por sus constantes cagazones que hace como mánager de los Dodgers. Hideki Matsui, Yu Darvish, Tanaka, Kuroda, Maeda… y la lista sigue, pero creo el que el mejor en todos los aspectos, hasta hoy, es mi ídolo Ichiro Suzuki, pero para él necesito escribir mil columnas completas para sostener todos sus logros.
Hace unos días regresé al Angel Stadium, ese fue uno de los primeros estadios que conocí en mi vida. Recuerdo que me dieron a escoger a donde quería ir, si a ver al Pato Donald o a ver béisbol y creo usted ya sabe la respuesta. Ahí, en ese estadio, fue donde vi jugar por primera vez en vivo a Rickey Henderson con los Atléticos, pero esa es otra historia. El Angel Stadium es un bonito estadio, he ido varias veces, pero esta vez la gente estaba hipnotizada con el japonés Ohtani, ¡qué manera de amarlo! Y la verdad se lo merece. Ohtani debutó un 29 de marzo del 2018 y nunca había demostrado lo tan riata que es hasta esta temporada, ¡qué bárbaro a ese peladito! Lo alimentaron con un arroz superespecial, así como los pollos que hace mi compadre Chapas, gran músico y acordeonista de Los Humildes; Ohtani mide 1.93 m y tiene una complexión muy atlética; lo vi en spring training y pego home run para su lado contrario dos veces y, esta vez, en juego contra Orioles, la puso también de home run dos veces. Ya le mandé una carta a su agente para que me lleven como amuleto, pero no he recibido respuesta; si alguien lo ve, recuérdenle por favor.
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Platiqué con mi amigo Fernando Esquer, conocedor del tema y fanático de los angelitos y me dijo esto: “Las lesiones nos habían impedido de disfrutar del espectáculo que puede poner Shohei Ohtani en el terreno, pero en este 2021 llegó la hora del show; ya resulta insuficiente pedir cinco herramientas, que además de hacerlo todo a la ofensiva, Shohei demuestra que puede lanzar con enorme efectividad. Y en tiempos en los que se habla de convertir al bateador designado en regla general, el japonés nos brinda un platillo gourmet estratégico el día que abre juego y Joe Maddon lo mantiene en el duelo como jardinero. Si nuestra generación piensa que ya lo había visto todo, es tiempo de mostrar que la historia puede tomar un nuevo y emocionante camino.
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Atentamente,
Pliego Villarreal
Fotografía principal: Adobe Stock.
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