Entrenamiento

El llamado a las ALTURAS

Escrita en: Junio 11, 2020

El llamado a las ALTURAS

Yo era el niño raro al que le gustaba subirse a todos lados: pasamanos, rejas, árboles y los muros de la casa de mis abuelos, un verdadero dolor de cabeza para mis padres, je, je. No recuerdo la primera vez que me subí a una pared de escalar, pero he visto fotos, tendría unos 5 o 6 años, supongo que siempre sentí un llamado a las alturas, pero como la mayoría de los niños de la ciudad, mi contacto más cercano a este mundo sería únicamente a través de la televisión. Mirar exploradores colgados a cientos de metros de altura se veía tan lejano que jamás imaginé que algún día yo mismo estaría amarrado a una cuerda a más de 200 metros de altura. 

Para mí, la aventura de escalar comenzó hace casi 10 años, cuando mi amiga Eli me invitó a un muro llamado Onix. Después de manejar más de una hora por las complicadas calles de la CDMX, llegue al gimnasio. Era algo que nunca antes había visto, estaba todo apretado, hacía calor y olía chistoso. Sin pensarlo mucho renté unos zapatos y comencé a escalar. Había piedras de colores y cintas con letras y números, todo era muy confuso. Luego me explicaron que cada color es una ruta y los números y letras eran la graduación. Comenzando en V0 con las rutas más fáciles y llegando hasta V11 con las más difíciles de ese lugar. Para mi sorpresa y la de Eli, ese día logré subir una V3, que al parecer es bastante bueno para haber sido mi primera vez. Al terminar ese día yo quedé muy emocionado, pero este lugar estaba tan lejos que la posibilidad de seguir practicando era bastante baja. 

No pensé mucho en la escalada los siguientes años. Por suerte, a finales del 2014 recibí la mejor noticia del mundo: un gimnasio de escalada con instalaciones de calidad internacional estaba por abrir sus puertas y, la mejor parte, me quedaba a 10 minutos caminando de la universidad. No tardé mucho en visitarlo y en mi primera sesión ya me había comprado gatas (zapatillas especializadas), magnesia, pase mensual y hasta una dona para ejercitar los antebrazos. Al principio todo era un poco intimidante, pero rápidamente me di cuenta que los escaladores son gente muy amigable, a diferencia de la banda downhillera a la que estaba acostumbrado.  

 

 

En los primeros meses pasé por todo, ampollas, dolor en todos mis músculos, resequedad en las manos, mal olor de pies, pero nada importaba, yo era feliz. Eventualmente el gimnasio organizó una salida a Perros, un sector de escalada cerca de la Marquesa. Ahí conocí por primera vez lo que era la escalada deportiva y se me abrió para siempre el mundo. Algunos meses después comencé a salir con grupos de escaladores y conocí a Adriana, ella también estaba comenzando a escalar y como es la vida, nos hicimos novios y cordada, comenzamos a visitar zonas de escalada por todo el país y vivimos toda clase de aventuras, no todas fueron positivas, tuvimos algunos accidentes que nos sacaron unos buenos sustos, pero al final seguimos escalando de cualquier manera. 

 

 

Cuando comencé a escalar me costaba trabajo resolver un problema V3. En mis mejores momentos llegué a escalar V8 en gimnasio y 12.c al flash en las cuevas del Chonta, Guerrero, logros que podrías comparar con correr un maratón por debajo de las 3 horas (¿o algo así?). Esto fue gracias a un par de años de entrenamiento constante y los incontables consejos de amigos escaladores. Estoy agradecido con la comunidad por todo el apoyo que recibí y estoy orgulloso de haber introducido a la escalada a amigos míos. La escalada me enseñó a medir mi energía, aceptar mis miedos y superarlos; lecciones que me han servido en otras disciplinas y rubros de mi vida. 

 

 

Tiene ya un par de años que no veo a Adriana y en los últimos meses no me he subido a ninguna pared, aun así me siento tremendamente afortunado de haber conocido este mundo y estoy seguro que en el futuro cercano estaré trepado en la cuerda una vez más.  

Si tú también sientes ese llamado a las alturas, te invito a escucharlo, la comunidad escaladora es extremadamente entusiasta con nuevos escaladores, solo acércate a un gimnasio de boulder y comprométete a entrenar al menos un mes, verás que los dolores y las ampollas sólo duran las primeras semanas y que tu cuerpo se acostumbra. 

Si tienes dudas sobre éste u otros deportes, no dudes en escribirme a través de Instagram, puedes encontrarme como @geraflou.

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escalada

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