Hoy empiezo la primera página de este libro, en el que tú y yo somos los protagonistas. No soy la mejor si se trata de escribir, cocinar o bailar, ni siquiera haciendo otras muchas cosas, pero solo te puedo decir que todo lo que hago, lo hago con el corazón y le pongo todas las ganas para que sea mi mejor creación. 

Hoy tú eres parte de esta historia con el hecho de tomarte el tiempo para leerme y querer conocer más sobre mí y mi mundo; estoy segura de que si estás leyendo este artículo, es porque tenemos algo en común y mucho que aprender juntos. Hoy te abro mi vida y mi corazón; te doy gracias por estar aquí. 

Empecé en el mundo del deporte desde muy chica, mis papás siempre fueron ejemplo para mí y para mis hermanos. Fui a natación toda mi niñez y luego me enfoqué en jugar tenis muchos años, mientras que mis hermanos se enfocaron en convertirse en ciclistas de montaña a nivel profesional, yo seguí en el mundo del tenis, y cuando nos mudamos a vivir a CDMX empecé a correr. 

Conozco mil historias de éxito en las que el atleta llega a enamorarse de algún deporte como una salida a una crisis existencial en algún aspecto de su vida. Mi caso, no fue la excepción, llegué hace diez años a vivir a la Ciudad de México, extrañaba mucho a la familia, a los amigos y no tenía acceso a una cancha de tenis. Comencé a correr las carreras domingueras de Paseo de la Reforma y fue el momento dónde me di cuenta de que correr me generaba alegría y emoción constante, un sentimiento que difícilmente iba a querer dejar en esta nueva etapa de mi vida en CDMX. 

Cualquier persona podría opinar que empecé tarde (de hecho, me lo han llegado a decir en varias ocasiones), por la edad y además casada y con dos hijas en ese momento, sin embargo, estoy superconvencida de que las cosas llegan cuando más las necesitas y se vuelven una lección en nuestras vidas. 

Cuando menos pensé, correr se volvió mi principal y más amado hobbie, con el paso del tiempo conocer tanta gente que vibra igual que ti y siente ese mismo placer por lo que haces, lo hizo aún más divertido y motivante. Más tarde vino esa experiencia de correr en la montaña y allí ese hobbie se convirtió en casi una adicción. Esa sensación de correr en la montaña, encontrar esos espacios y paisajes es invaluable, ¿tú, ya has tenido esta experiencia?

Después vino la combinación de correr en la montaña y tener obstáculos cada determinada distancia, las carreras de obstáculos (OCR por sus siglas en inglés); y eso ha sido mi mejor combinación. Poco a poco investigue cómo entrenar, con quién y en dónde poder perfeccionar todo aquello que se necesitaba para mejorar mi rendimiento. Principalmente me discipliné, con constancia y corazón; cuando menos lo esperaba ya era corredora Elite en esa disciplina, con buenos resultados.

Hoy me siento bendecida y agradecida por todos los logros —más que esos podiums, trofeos o medallas—, me ha marcado el tener otra filosofía de vida que hoy comparto con mis hijos, creyendo firmemente que los obstáculos están únicamente en nuestra mente. Aprendí que cuando disfrutas, amas lo que haces, lo intentas hasta el cansancio y das tu máximo en lo que te propones, los resultados llegan solos y cuando menos los esperas. 

Te invito a seguir leyendo más capítulos de éste libro de mi vida, prometo ser breve y siempre compartir algo que te envuelva en mi lectura, pero sobre todo que se vuelva útil en tu vida y en nuestro día a día. 

Maricarmen (Maka).