“Para dominar todas las artes era fundamental el control del fuego. Para la entrega de este don, el más importante de todos, Prometeo robó el fuego del Olimpo y lo regaló a la humanidad.”

Mito de Prometeo

En marzo de 2018 me encontraba compitiendo el U.S. National Series de Spartan, fue mi primer Beast internacional de categoría Age Group en las montañas de Big Bear, California. Para los que no estén familiarizados con la modalidad Beast, es una carrera de más de 30 obstáculos y un recorrido de más de 21 kilómetros de trail. 

Fue una carrera muy dura, mucha altimetría. Arrancamos en la base de la montaña y corrimos a la cima; recorrimos la misma ruta de esquiar en nieve, pero a la inversa. Todavía no me sentía segura para competir con las Élite y llegue con el enfoque de dar mi mejor carrera. Mi mente estaba enfocada en la línea de salida. Damos todas el grito de salida: ¡Aroo! ¡Aroo! ¡Aroo! y mi mente se conecto inmediatamente con la carrera.

En el kilometro 10, ya en la cima de la montaña y después de varios obstáculos, empezaba la pista de trail a tomar el curso de descenso. Mi mente siempre estuvo enfocada, pero en el momento en que empecé a descender algo se activo en mi cerebro que empecé, literal, a disfrutar al máximo todo: la bajada, la velocidad, los obstáculos; no sentía el frío —todavía había nieve en la cima del final de la temporada de invierno— ni dolor; solo sentía que fluía como nunca; me sentía en un videojuego. Empecé a rebasar en las bajadas; los obstáculos los pasé rápido; sentía un flujo de energía en mi cuerpo de manera continua. De repente, ya no era mi cuerpo el que mandaba, mi cerebro estaba conectado pero, además, iba ya corriendo con el corazón, mi fuego interior.

En un instante me encontraba en la meta, no solo con la alegría de terminar mi competencia, sino que todavía seguía conectada con la carrera. Cuando esa mezcla de sensaciones y toda la química de mi cuerpo regresó a su estado normal, empecé a preguntarme en qué momento pase tal obstáculo o en qué punto rebase a tal competidora. No lo recordaba. Siempre me quedé con la duda de qué fue lo que había pasado ese día en Big Bear, una carrera que gané en mi categoría y quedé en el top 15 de tiempos Élite.

La zona 

A mi esposo le gusta leer mucho acerca del biohacking; me recomendó que leyera a Steven Kotler, autor de varios libros, entre ellos: Stealing Fire y The Rise of Superman. 

Hoy te quiero compartir un breve resumen del segundo libro, donde encontré muchas respuestas acerca de lo que experimenté en aquella competencia y posteriormente en algunas otras en los últimos dos años.

¿Qué es? 

La zona o flow —como se le conoce en el espacio académico—, es un estado óptimo de conciencia en el que te sientes mejor y rindes al máximo. Se refiere a esos momentos de atención absorta y absorción total, donde todo lo demás se desvanece y tu enfoque está totalmente en el ahora. El tiempo se dilata —se ralentiza o se acelera—; el sentido en sí mismo se desvanece; la acción y la conciencia se fusionan y uno se vuelve uno con lo que sea que esté haciendo. 

El flow es un estado mental que saca el provecho de nuestras habilidades. Podrá parecer algo misterioso, pero tiene una explicación científica que podemos encontrar a través de la neuroquímica.

¿Cómo nos ayuda? 

Si estuviste alguna vez en una situación de peligro, posiblemente sentiste el flow. El tiempo comienza a ralentizarse, las cosas que ves y la forma en que las percibes se expanden y por tu mente pasan cientos de opciones que te permiten elegir la mejor acción para salvarte. 

Las personas que entran en un estado de flow pierden por completo toda noción del ego, “dejan de existir” —por un lapso— como individuos, se compenetran con lo que sea están haciendo de forma tal, que se sienten uno mismo con la actividad. Otra ventaja es que con el flow llegas a vivir una experiencia increíblemente espiritual. Enfoque supremo, tiempo suspendido y capacidad de ejecutar decisiones en una fracción de segundo. 

Antes que nada, la actividad que deseas realizar bajo el flow debe ser inherentemente gratificante, hasta el punto en que la actividad misma sea la recompensa que obtienes en sí. Nada funciona mejor que permanecer enfocado en el momento presente, el aquí y el ahora. Tu actividad debe ser desafiante, más no imposible.

¿Qué sucede en nuestro cerebro cuando entramos en ese estado? 

Los atletas Élite trabajan con el hemisferio derecho del cerebro, el más automático. No necesitan pensar demasiado, operan con un reconocimiento refinado de patrones de alta velocidad. 

En resumen, el cerebro se puede liberar de las limitaciones de la corteza prefrontal —a la que le gusta dudar y pensar demasiado— para permitirnos innovar, visualizar, crear y asumir riesgos reales. 

Durante el flow, nuestro cerebro cambia físicamente en un proceso conocido como hipofrontalidad transitoria, haciendo que las partes de nuestra corteza prefrontal se desactiven temporalmente; el sentimiento es: te sientes uno con el todo.

¿Qué papel juega la neuroquímica? 

El proceso del flow en el cerebro es muy importante cuando debemos tomar decisiones. El flow no es nada místico, la raíz se encuentra en cinco químicos cruciales que entran en juego; una mezcla extremadamente fuerte haciéndote invencible: 

1. Dopamina: agudiza la concentración y sentido de compromiso.
2. Serotonina: sensación de bienestar en estado de flow.
3. Anandamina: responsable de la creatividad y reduce la sensación de miedo.
4. Norepinefrina: mantiene el enfoque, más energía al cuerpo y previene el desgaste muscular.
5. Endorfinas: alivia el dolor para llevar el cuerpo al límite, incluso supera los efectos de la morfina. 

Es importante aclarar que no debemos confundir el efecto y sensación de la descarga de adrenalina —que tiene un efecto contrario al estado de flow—, que es un fuerte impulso para escapar del peligro, pues necesita ser rechazado para entrar en la zona.

¿Es importante compartir tu pasión con una comunidad? 

Los neuroquímicos del flow tienen un gran impacto en la creación de lazos sociales. Buscar una comunidad, grupo, equipo… con un interés compartido, ayudará a que el flow sea mayor y más frecuente.

¿Hay un límite? 

El mundo entero creyó durante mucho tiempo que correr una milla en menos de cuatro minutos era imposible, hasta que, en 1954, Roger Bannister lo logró, y después de él vinieron muchos más. En la época actual tenemos el caso de la barrera de las dos horas en maratón, rota por Eliud Kipchoge. 

Cada vez que la humanidad logra una innovación, todos aprendemos algo nuevo sobre lo que es posible. Hasta ahora, no hay límites, año con año se rompen hitos en la historia del deporte y de muchas otras disciplinas.

¿Cómo rendir al máximo? 

Mentalidad, pensar y visualizar que uno puede con eso y más. 

Es importante adoptar una mentalidad de crecimiento para que tus habilidades y talento se conviertan en un producto de tu trabajo y determinación, jamás dependerás de la suerte o el destino. Esa mentalidad te vuelve mucho más abierto a la posibilidad de mejorar, sacándote de tu zona de confort mediante metas fijas y, si le agregas imaginación, no habrá límites.

Espero que este artículo te pueda guiar para buscar tu estado de flow, no solo en el deporte, sino en lo que te apasiona en tu vida. Te invito a encontrar tu zona, en donde creerás que ya lo has dado todo; ese momento donde las piernas y tu cuerpo le envían señales a la mente y al corazón de seguir adelante; ese momento donde sales del cuerpo físico para que tu espíritu concrete ese reto que te planteaste. 

Maricarmen (Maka)