Jugo
Escrita en: Febrero 13, 2021
Y pues sigue cacaraqueando el mismo gallo cantor, dando su misma opinión, disparando acerca de peloteros que se meten jugo, trampa y cosas inyectadas o tomadas, prohibidas para tener mejor desempeño en los terrenos de juego; yo la verdad no lo veo tan mal. A ver, ¿por qué no le dicen nada a esas hembras que se ponen chichis de mentiras, pompis o inclusive cintura y narices afiladas? Ahí sí, ¿verdad? A esas hasta les aplaudimos, eso a todos nos gusta ver, pues hacen una vida visual, pa’todos los seres humanos, más hermosa y amena.
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Me acuerdo cuando de adolescente jugaba futbol americano y béisbol; yo creo que también hacia trampa algunas veces, pues un día escuché que, si me tomaba dos aspirinas y una coca, podía hasta volar corriendo, y es cosa que hasta la fecha hago; hasta cuando llego un poco crudo los domingos a jugar pelota. La verdad no sé si sea mitad mental y mitad verdad, pero sincera y verdaderamente que me ayuda la mayoría de las veces.
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Tengo una potente duda: ¿cómo será mirar a los atletas profesionales metiéndose jugo a sus cuerpos? ¿Qué pensarán en sus cabezas? ¿En qué posición se pondrán los poderes? ¿Unos hincados? ¿Otros parados? ¿Un atleta se lo pone al otro en toallas? ¿O contratan algún pelado externo para hacer la mentada maniobra? Creo que esas y muchas más respuestas nunca las sabremos hasta no verlo. Creo también que hartos managers han de saber que algunos atletas de su equipo lo hacen, pero pues, qué chingados van a decir o a rajar de esas acciones si le están dando puntos, juegos ganados y más espectáculo a su equipo.
Y lo vuelvo a repetir, ¿entonces por qué chingados a las damas o hasta los pelados que mejoran sus cuerpos y aspectos físicos con truco y jugo no los multan?, si muchos que hacen eso, lo hacen porque su trabajo también lo pide. Usté puede caminar por las calles de Beverly Hills, como Rodeo Drive, y mirar de lejos a las actrices y actores del séptimo arte; uno se queda impactado con los cuerpos de señoras de más de 50 años que no se les caen los melones en la curva y siguen navegando con los mismo remos perfectos al caminar; usté puede poner un juego de domino, empezando con mula para acabar con otra, y las fichas no se le mueven o desbaratan encima de la unión de la espalda y el rabo de alguna hembra con truco, famosa o no.
Y como mucha gente ya lo sabe, este año nadie fue inducido en el Salón de la Fama del Baseball de Grandes Ligas, y no es la primera vez que pasa esto, a veces los expertos votantes y jurados se ponen muy mamones y ningún pelotero gana la puntación para poder entrar a ese salón de los inmortales en el tema. Esta vez Roger Clemens y Barry Bonds tampoco lograron colarse y, a mi punto de vista, nunca lo harán; aunque sé que para muchos conocedores del tema, Bonds es el mejor bateador de todos los tiempos del baseball, para mí fue un pelado que lo tenía todo para entrar al Salón de la Fama con sus números que pegaba antes de inyectarse ese elixir que a tantos les encanta y lo hacen parte de su vida cotidiana.
Y me puse a pensar: “¿por qué no dejan que cada equipo —de los 30 que hay en grandes ligas— deje que un pelotero se meta todo el truco que quiera? Y no es disparate; imagínense una competencia como la que sucedió con Mark McGwire y Samy Sosa en el 98, pero ahora con treinta inyectados legales; eso sería un muy buen negocio en mercadotecnia, boletos vendidos, estadios llenos… recuperarían todo lo que perdieron en el 2020, fácil, pero se los repito, esto es solo un pensamiento sin filtro y alambres que escupo de mi cabeza, así como el jugo que más de una vez a dado al deporte esa tramposa belleza.
Atentamente,
Pliego Villarreal
Fotografía principal: Adobe Stock.
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