La satisfacción del trabajo bien hecho
Escrita en: Agosto 26, 2020
Como ya les había comentado, desde hace diez años tengo un negocio con mi socia Lucía —quien vive en NYC— de muebles vintage y decoración de interiores.
Ver esta publicación en InstagramOn the road again!... vintage furniture hunting! NY. May 2019 @decadamuebles 👯♀️
Todo esto empezó únicamente con la importación de muebles daneses vintage, originales de los años cincuenta, sesenta y setenta, que importamos de Berlín —mi ciudad preferida del mundo—. Poco a poco fue evolucionando, mucho por petición de los clientes que nos compraban muebles y nos pedían que les ayudaramos a colocarlos en su casa; después nos pedían más y más consejos hasta que nació DECADA Interiores, la parte que hoy consume la mayor parte de nuestro tiempo y la que más nos gusta y entretiene. Todo esto es una introducción a lo que les quiero platicar.
Vengo en el avión de regreso de Puerto Vallarta, al cual casi no llego porque venía con el tiempo contado y se ponchó una llanta en el camino —coche rentado con todos los seguros por suerte— y cuando lo veía todo perdido, un amable —con su buena propina de por medio, claro— señor me ayudó a cambiarla y llegué, literal, la última en subir al avión… safe! Vine a Vallarta a montar un departamento, es decir, a decorar todo y entregarlo a mi cliente. Este trabajo empezó en tiempos covid totales; nos contrataron a principios de junio, es decir, hace tres meses —por cierto, fue un cliente que llegó por IG y resultó que lo conocíamos perfecto, lo cual facilitó muchísimo el proceso—. Era imposible tenerlo listo a tiempo, pues con esto de la pandemia, verdad o pretexto, todo se tarda más. Ésta es la prueba viva de que no es así; siempre he tenido la idea —y conforme más hago este tipo de trabajos me convenzo más— de que todo es posible, siempre hay forma de darle la vuelta, de lograr lo que quieres si le pones tiempo, interés y sobre todo trabajo duro.
Llegué a Vallarta el domingo en la noche, sola porque, como les digo, mi socia vive en NYC, aah y con el dedo del pie roto —se acuerdan, ¿no?—, ¡cómo me ha dado lata! Siempre vengo a este tipo de trabajos con un cierto nervio de si van a salir bien las cosas, si la mudanza va a llegar a tiempo, si las lámparas se van a poder colgar; en fin, dependes de tanta gente y hay tantos factores que pueden fallar que vienes lista para lo que sea. Aquí es donde te das cuenta de la calidad del trabajo de la gente, siempre, y digo siempre, hay un salvavidas que te resuelve todo: puntual, bien hecho y te ayuda a solucionar aun lo que no le corresponde; en mi caso casi siempre son los carpinteros, ¡grandes aliados! Cabe mencionar que nunca habíamos hecho un proyecto acá, así que todo fue nuevo: los proveedores, el lugar, la logística, hasta mi salvavidas Armando —el carpintero—; es la primera vez que trabajamos con él y espero que no sea la última, una joya de persona.
Ver esta publicación en InstagramWork in progress. Hotel Escondido Oaxaca. Openning Nov 2019 🚀 #decadainteriores #proyectosdecada
Ese nervio con el que llegas se te va quitando poco a poco conforme avanzas, te das cuenta de que las cosas van saliendo, eso sí, no salen por sí solas, el lunes trabajas de 8:00 a.m. a 8:00 p.m., y hoy de 8:00 a.m. a que casi no llego a mi avión de las 6:00 p.m., y sin ninguna comida formal de por medio, obvio. Siempre piensas que tienes tiempo suficiente y por alguna u otra razón acabas al último minuto, y cuando digo siempre, es siempre; pero pienso que si tuviera más tiempo acabaría al último minuto también, no sé por qué, pero así es. Es como cuando corres una carrera de 10 km, te cansas al 9, y si corres una de 15 km, te cansas al 14, la mente...
Logré terminar todo; a mi cliente me lo crucé en la carretera, así que en estos momentos debe de estar conociendo su nueva casa —él no había venido a verla ni vacía—. Tengo que aceptar que le quedó increíble, que pensamos en todo —tanto Lucia como yo, porque aunque está lejos, trabaja a la par— y que todo salió como debía de haber salido. Ahora vuelo de regreso a la Ciudad de México, agotada y con una enorme satisfacción de haber logrado un proyecto más en momentos complicados, en tiempo récord y para mi gusto, precioso. Espero que para el de mi cliente también.
Mi conclusión a todo esto es que, este sentimiento no tiene precio y solo se logra cuando haces algo que de verdad te gusta y apasiona, yo lo encontré a los 33 años, así que nunca es tarde.
Cancion que me inspiró:
Noticias relevantes
Nuestro equipo
Conoce a nuestro equipo