Hoy vine a la CDMX por el fin de semana. Si les soy sincera, cada vez me gusta menos. Hay solo dos cosas que me hacen venir a la ciudad con “ganas”: la primera, ver a mis papás, que espero poco a poco vayan más seguido a visitarnos a Valle, así que ese “pretexto” desaparecerá; y la segunda, mi nuevo showroom. Sí, el showroom de DECADA, mi tienda de muebles vintage que, como les platiqué, fundé junto con Lucía, mi socia, hace diez años.

Hoy llegué directo de la carretera a una cita que tenía en La Laguna, lugar donde se encuentra el nuevo showroom. Es una fábrica textil antigua en la colonia Doctores, muuuy cerquita de la Roma. Aunque mi mamá me dice que no mencione mucho la colonia porque la gente se va a asustar, a decir verdad, a mí me enorgullece estar ahí, depende de nosotros darle vida a colonias y zonas olvidadas, con esto se vuelven más seguras y le damos un plus a esta ciudad con zonas maravillosas tristemente abandonadas. Cabe mencionar que antes estuve en la Santa Maria la Ribera por tres años, antes de poner ahí DECADA, yo no sabía ni que existía y se volvió mi barrio, de trabajo, pero mi barrio.

En La Laguna, en esta fábrica medio “abandonada” —lo cual le viene maravillosamente bien, yo no le cambiaría nada—, no solo estamos nosotros, hay una serie de despachos de arquitectos, diseñadores, talleres y oficinas de jóvenes emprendedores con proyectos increíbles, sustentables y tremendamente talentosos, por lo que para nosotros es aún más llamativo estar ahí. Entre más te rodees de gente creativa, más creativo te vuelves, se hace sinergia, una sinergia que a todos beneficia.

Este proyecto se gestó en plena pandemia, para ser exactos en marzo. El espacio donde estamos no existía, eran una serie de oficinas; en una había unos contadores, en otra, la verdad no sé bien qué, pero algo definitivamente administrativo porque carecía de encanto. Estuvimos a punto de echarnos para atrás ante la gran incertidumbre y, en ese momento, diría que pánico ante la situación y el porvenir, pero pensamos: “esto no puede parar, el esfuerzo de diez años no puede morir aquí. Si nosotros, jóvenes con energía y creatividad paramos, esto muere”, así que seguimos adelante y emprendimos un proyecto de remodelación, o más bien de creación, para el cual decidimos pedir la colaboración de unos grandes amigos, pero más aún talentosísimos arquitectos: Ambrosi Etchegaray.

Hoy recibí las llaves de este proyecto que llevó, en vez de tres, seis meses; avanzó lento, pero nunca se paró, me sentí tremendamente llena de orgullo y esperanza. DECADA hoy es una empresa sana, diría que más que nunca a pesar de las circunstancias, con proyectos, con clientes, con ánimo; todo esto lo atribuyo, más que nada, a la actitud y esfuerzo de Lucía, míos y de todas las personas que colaboran con nosotros: a Jorge y a Gabriela, nuestros arquitectos que nunca dudaron y que lograron un espacio para DECADA que en otra época hubiera parecido un sueño.

Cancion que me inspiró: