Mi primera carta para ti
Escrita en: Junio 24, 2020
No soy escritora profesional, sin embargo me considero lo suficientemente coherente para poder, a través de estas palabras, contarles, platicarles y compartirles todo lo que sé, lo que hago y lo que pienso. Por ahí que en algo nos encontramos.
Veo este artículo como una carta, ya que de eso depende que les interese leerme en un futuro. Si nos llega un montón de cartas a nuestro correo y una de ésas es de un amigo, es muy seguro que la leamos de inmediato y con gusto, sin embargo, si viene de alguien que no conocemos, probablemente la dejaremos en la mesa más próxima junto con el resto de la promociones que no fallan en llegar.
Llegué aquí gracias a mi casi devoción al deporte, no como obsesión ni como competencia, sino como parte de mi vida diaria, vida que les aseguro que si el deporte, cualquiera que este sea, es parte de ella, es de muchísima mejor calidad; con un cuerpo y una mente más sanos, y vaya que en estos tiempos si algo necesitamos, es eso.
El deporte es prácticamente para mí una herencia familiar: crecí entre maratonistas, nadadores, triatlonista y ciclistas, desde chica, a las 7:00 a.m., en mi casa, no había nadie; ya estaban en la calle corriendo, en la alberca nadando o en el Desierto de los Leones andando en bici. Por algo dicen que no hay nada como educar con el ejemplo, soy una prueba viva de ello.
En mi vida he practicado muchísimos deportes; empecé con la natación, llegaba a nadar en las mañanas y en las noches, hasta 7 km diarios, era un gran desahogo, especialmente en la época de la universidad. Después vino el gusto por la carrera, más que nada porque es un deporte muy fácil de practicar en cualquier lugar y se hacen muchos amigos, siempre he dicho que los corredores, no sé cómo, se reconocen. Corrí el Maratón de Chicago, gran experiencia, pero con eso me bastó para saber que no lo volvería a hacer. Por último vino la bici de ruta, para mí lo mejor, es un placer rodar rodeada de bosques, subidas interminables... la satisfacción es enorme, pero vienen los hijos y no hay energía ni tiempo para hacerlo, aunque espero algún día volver. Al final de todo, como era lógico, uní los tres he hice varios triatlones; los recuerdo con nostalgia porque no creo que vuelvan a mi vida. Más tarde encontré la yoga y creo que es algo que todo el mundo debe de practicar en mayor o menor medida porque me parece un ejercicio para el alma, sin mencionar los enormes beneficios físicos que nos da. Si un día se nos antoja, platicamos de eso.
Soy mamá de tres hijos, con un negocio propio que me apasiona y del que en algún momento les platicaré. Encontré la combinación perfecta de deporte que me mantiene en equilibrio tanto en mente, como en cuerpo y alma: se llama Kentro, soy instructora hace poco más de dos años y de ahí es de donde más he aprendido y de lo que, en su momento, más les compartiré.
Y así es esto, no es una biografía, es un pequeño escrito en el que les platico quién soy, esperando que cuando les llegue una carta mía, la abran y la lean con gusto y que no acabe en el cesto de las promociones.
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