Nuestro entorno en tiempos de COVID-19
Escrita en: Agosto 31, 2020
Cuando menos crees, se pasan los días, las semanas, los meses y pierdes esos momentos de adentrarte en tu mundo y de encontrar algo más para compartir.
¿Quién se hubiera imaginado que nos tocaría vivir algo así como el COVID-19? Una pandemia que llegó a toda la humanidad sin importar clase social, edad, raza o religión. En un dos por tres nuestra vida cambió... nos privamos en cierto sentido de nuestra libertad, nuestras costumbres, hábitos, estilos de vida… Hoy nos metieron un freno total a esa “ocupada y ajetreada vida activa”.
Y como de todo se aprende, me gustaría dividir este artículo en lo siguiente:
Lo no tan bueno
Nosotros definimos los ojos con lo que se ve y vive cada situación en nuestras vidas. Es evidente que la pandemia de COVID-19 nos ha afectado al mundo entero y seguirá afectando en muchos sentidos, como en el índice de la población mundial, la economía, la política, pero como es una situación en donde la solución no está directamente en nuestras manos, ni tampoco hay responsables, lo mejor que podemos hacer es interiorizar un poco más en nuestro ser y hacer, tratando de mantenernos positivos y fuertes.
Lo bueno
¿Te has preguntado en qué etapa de tu vida habías estado tanto tiempo confinado en casa? La vida nos ha ido envolviendo en un mundo de cosas pendientes por resolver, nos dedicamos a hacer listas infinitas de cosas por cumplir, todo es más importante que ese momento para darnos a nosotros mismos, a nuestra familia y encontrar un poco de paz interior, a meditar y a disfrutar el momento haciendo algo que nos gusta.
En mi caso —y estoy segura que también es tu caso y el de muchos más—, en toda la historia de mi vida, nunca había convivido tanto tiempo con mis hijos, con mi esposo, con mi familia y conmigo misma. Esa “vida ajetreada” nos exigía extender las horas en nuestros días y el tiempo tenía que ser superaprovechado y cubierto. No sabemos en qué momento nos programamos para vivir como máquinas en constante actividad. Hoy nos tocó alejarnos de todos y de todo para acercarnos a nosotros mismos.
Aprovechemos esta pausa para meditar, para interiorizar, para buscar hacer las cosas con calidad y no por tener que cumplir con todas esas tareas pendientes. Dividamos esas listas por hacer en lo importante y lo necesario. Aprendamos a exigirnos menos y a disfrutarnos más. Es momento de reinventarnos, es momento de encontrar soluciones que nos protejan pero que a su vez nos llenen de aprendizaje y nos dejen seguir soñando, realizando y logrando…
Creo que todo cambio y crisis nos da cierto grado de sufrimiento y siempre es una readaptación en donde la resiliencia y nuestra capacidad de recibir esos cambios nos da la facilidad de volvernos a adaptar.
Siendo honesta, a mí me costó mucho la cuarentena en un inicio. Quise verlo y tomarlo abiertamente, decidí darle una pausa a mi cuerpo y a mis actividades poniendo más atención en contener a mis hijos y hacerles entender algo que ni yo entendía. Pasaron los meses y esa pausa me empezó a generar frustración de no poder seguir con ese ritmo de vida al que estaba acostumbrada y a cubrir esos “múltiples pendientes y actividades”.
Como mamá de tres hijos, profesionista y deportista, hoy la vida me mando un gran reto —independientemente de mis tareas cotidianas—: ahora toca ser Miss, seguir con mi trabajo, seguir con mis rutinas de ejercicio, y todo desde casa. Definitivamente tocó readaptarse a esta “nueva normalidad”.
Quiero compartirte lo que a mí me funcionó:
- Establecer una rutina con horarios específicos para cada cosa (hora de levantarse, horarios para las tres comidas, horario para ejercitarse y horario para trabajar). Esto me permitió aprovechar mejor el tiempo a pesar de que todos estábamos en casa.
- Mantenerme activa y ejercitarme. No por estar en casa estamos limitados a movernos. Ejercitarse genera cansancio para que a la hora de dormir descansemos mejor. Hay muchísimas rutinas gratuitas de ejercicio en YouTube y en redes sociales.
- Comer sano y buscar preparar algo rico que nos gusta involucrando a los que están en casa para que cooperen y sean parte de esto.
- Establecer un horario para socializar en familia o bien con amigos y gente que nos sume; hoy la tecnología nos regala los medios para hacerlo.
- Evitar ver o escuchar cosas que restan calidad en nuestras vidas. Las redes sociales, las noticias… muchas veces nos absorben y nos restan tiempo y energía, nos hacen procrastinar.
- Antes de ir a la cama, meditar, agradecer, reflexionar sobre qué fue lo mejor del día, qué aprendí y qué puedo mejorar mañana.
- Tratar de descansar “todas esas horas” que en la rutina habitual no tendríamos tiempo de descansar. Evitar las siestas para que en las noches el sueño sea profundo.
Seguramente saldremos más fuertes después de esta situación y entenderemos que Dios (la vida) y el Universo no se equivocaron al enviarnos esto, simplemente recibimos una lección más en nuestras vidas. Saldremos de esta situación con nuevas formas de ver las cosas, nuevas maneras de funcionar, de decidir, de elegir; en donde la base de nuestro ser y existir está en cada uno de nosotros y en lo más profundo de nuestro ser, y esa esencia es la que hoy tiene que vibrar y ser el potencial para vivir nuestra vida plena y feliz, dejando lecciones y aprendizajes a los que nos rodean.
Hoy nos dimos cuenta que no se necesita tanto para ser feliz. La felicidad no está en lo que tenemos sino en lo que vivimos. Lo material y la vida en el exterior no son indispensables cuando nuestro interior está en completa paz y tranquilidad.
Maricarmen (Maka)
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