“Podrás comer kale, beber agua alcalina, tomar suplementos, hacer yoga, ir al gym; pero si no te desintoxicas de lo que pasa en tu mente y en tu corazón, seguirás igual de enfermo.”

Anónimo

En lo personal, ninguna situación, entrenamiento o competencia me llevaron a hacerme tan consciente sobre la importancia del balance en nuestra vida. Este confinamiento a causa de la pandemia impactó en mi salud de forma inesperada; la causa, puedo concluir, fue el desequilibrio, perdí el balance. No quiero decir que antes de todo esto fuera una persona superior en esos tres elementos: mente, cuerpo y espíritu; más bien me consideraba aprendiz de ello. Sin embargo, sí me considero una persona de buenos hábitos, de disciplina y me sentía cómoda con mi estilo de vida, pero esta situación rompió mi balance totalmente. 

Al no encontrar formas constructivas y saludables —no hablo solo de ejercicio y alimentación— de afrontar la situación, mi cuerpo y mi mente eventualmente comenzaron a mostrar signos de estrés y me pasó factura. 

Todos hemos oído hablar de la conexión mente-cuerpo-alma, pero es posible que no estés seguro de lo que significa y cómo afecta tu bienestar. 

Mente-cuerpo-alma significa que nuestro bienestar proviene no solo de la salud física, sino también de la salud mental y espiritual. Para estar "saludables", debemos prestar atención a los tres aspectos de nuestra naturaleza, a estos tres elementos. 

El concepto principal detrás de la conexión mente-cuerpo-alma es que todos somos más que nuestros pensamientos. También somos nuestros cuerpos, nuestras emociones, nuestra espiritualidad..., todas estas cosas se combinan para darnos identidad, determinar nuestra salud y hacernos ser quienes realmente somos.

Una crisis de esta magnitud —me refiero al COVID 19— trae consecuencias muy fuertes para toda la humanidad, en especial, el estrés que genera nos desequilibra. Según la OMS, en términos de salud mental pública, el principal impacto psicológico hasta la fecha son las elevadas tasas de estrés o ansiedad, pero a medida que se introducen nuevas medidas e impactos —especialmente sobre la pandemia y sus efectos en las actividades, rutinas o medios de vida habituales de muchas personas—, se espera que aumenten los niveles de soledad, depresión, alto consumo de alcohol y drogas y comportamientos suicidas. 

Según una encuesta reciente de la Kaiser Family Foundation, más de la mitad de los estadounidenses —56%— informó que la preocupación o el estrés relacionado con el brote de la pandemia le ha provocado al menos un efecto negativo en su salud mental; estos trastornos incluyen problemas para comer o dormir, beber más alcohol, dolores de cabeza o de estómago frecuentes, mal humor y otros problemas de salud.

¿Cómo retomar nuestro balance o equilibrio ante la crisis actual?

En otro artículo escribí sobre nuestro entorno en tiempos de COVID-19 y lo que a mí me dio resultado en mi casa y familia. Sin embargo, el balance, en mi opinión, debe iniciar sobre la base de los tres elementos que he mencionado.

Un día, mi hija mayor me preguntó: “Mamá: ¿qué debe tener más peso en nuestras decisiones: la mente o el corazón? ¿A cuál debo hacerle más caso?” 

Me quede sin palabras ante una pregunta difícil de responder, pues lo que les funciona a algunos, a otros no; y aquí también entra el juicio moral en donde el punto de equilibrio no es el que los demás califican o juzgan; el equilibrio es donde interviene, como eje central, el punto de vista interno, la introspección y el subconsciente. Respondiendo un poco a la pregunta: en algunas ocasiones las decisiones deben tomarse con la mente, pero en muchas otras con el corazón; lo ideal es que en cada decisión exista ese equilibrio para que se genere ese balance, poniendo sobre la mesa los pros y los contras sobre cada uno de nuestros actos. 

Nuestro cuerpo, mente y alma deben estar sincronizados y mutando para hacer la mejor versión de nosotros mismos, en donde la armonía interna florezca y nos construya y reconstruya día a día. 

En esa búsqueda del equilibrio me gustaría compartir siete hallazgos que considero clave: 

1. Convéncete de que en realidad existen los tres elementos: mente, cuerpo y alma.
2. Calma tu mente: desprográmate y vuelve a aprender.
3. Domina tu espíritu: no existe la realidad objetiva.
4. Escucha tu cuerpo: respira, es lo más fundamental de la vida.
5. Conecta tus sentidos con la naturaleza, es parte de tu sanación. (Este punto lo dejaré para mi siguiente artículo, donde hablaré acerca de lo que nos regala la montaña.)
6. Abre tu corazón: acepta, agradece, se compasivo.
7. Conecta tu espíritu con el todo: no importa en qué creas o qué religión practiques.

Maricarmen (Maka)