"Cuando el último árbol sea cortado, el último río envenenado, el último pez pescado; sólo entonces el hombre descubrirá que el dinero no se come.”

Proverbio Cree

Ya he mencionado mi pasión y los efectos positivos que siento cuando corro en la montaña; esa mezcla de sensaciones positivas que, en lo personal, sólo encuentro cuando estoy en armonía con la naturaleza. 

Este artículo lo quise enfocar en compartir algo más que un sentimiento personal sobre los beneficios que encuentro en la montaña. Para poder encontrar un fundamento más sostenido, me plantee la siguiente pregunta: ¿Los árboles pueden ayudarnos a encontrar la salud y quizá felicidad? 

El estrés o fatiga adrenal es la principal enfermedad epidémica del siglo XXI según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es una disfunción en las glándulas suprarrenales, un problema muy común y más frecuente de la vida actual. 

La revista Metabolism publicó datos alarmantes en 2002 acerca de esta enfermedad crónica: 

• Adultos que sufren efectos secundarios en su salud causados por estrés: 43%
• Consultas de medicina general debido a enfermedades o síntomas relacionados con estrés: de 75% a 90%.
• Existe un vínculo entre las causas más frecuentes de mortalidad y el estrés: enfermedades del corazón, cáncer, problemas pulmonares, accidentes, cirrosis y suicidio. 

Además, el estrés es causante de problemas en salud mental, según la OMS, hay en el mundo más de 300 millones de personas que sufren depresión. Es una epidemia invisible que interfiere con la capacidad de disfrutar la vida y funcionar adecuadamente para muchas personas que la padecen. 

México se encuentra, junto con Estados Unidos y China, entre los primeros lugares de personas estresadas a nivel mundial. Algunos de los padecimientos que desata el estrés en la salud de la población mexicana son: 

• Enfermedades mentales (depresión y ansiedad.)
• Enfermedades gastrointestinales.
• Obesidad y sobrepeso.
• Fatiga crónica.

Para entender el problema, el Dr. Rodríguez, quién preside el comite de salud de la AMCHAM, nos explica lo siguiente: 

La glándula suprarrenal libera en nuestro organismo hormonas esteroides, antiinflamatorias y antioxidantes que influyen en los procesos funcionales más importantes en el cuerpo [la utilización de los carbohidratos y las grasas; la conversión de grasas y proteínas en energía; el almacenamiento de grasa; la regulación de la glucosa; las funciones cardiovasculares y gastrointestinales] y ayudan al cuerpo a enfrentar a los estresores de la vida. La fatiga adrenal es usualmente causada por una sobrecarga de estresores, que pueden ser físicos, emocionales, ambientales, infecciosos o la combinación de varios. Las causas son tan variadas como la muerte de un ser querido, los malestares físicos, eventos traumáticos, presiones laborales, la falta de descanso, etcétera.

Encontrando gran parte de la solución en la montaña

En la década de los ochenta, Japón introdujo la práctica de los “baños de bosque”, o Shinrin-yoku, como parte del programa nacional de salud, y desde entonces se ha convertido en una parte fundamental de la cultura del país. 

Es bien sabido que estos baños de bosque tienen beneficios científicamente probados. Uno de los gurús con más experiencia de esta práctica es el Dr. Qing Li, que lleva años de investigación sobre este tema. Él explora cómo los baños de bosque pueden ayudarnos a reducir el estrés; mejorar la salud cardiovascular y metabólica; reducir el azúcar en la sangre; mejorar la concentración y la salud mental: disminuir el dolor y mejorar la inmunidad. 

El Dr. Qing demuestra como un simple baño de bosque de una duración de entre dos y cuatro horas, durante un par de días seguidos, puede hacer que aumente la actividad de nuestros glóbulos blancos en un cuarenta por ciento durante los siguientes treinta días. 

En su libro, El poder del bosque (Roca Editorial, 2018), relata los beneficios del Shinrin-yoku, sustentados científicamente e investigados a fondo en 2004; entre las conclusiones: 

• Potencia el sistema inmunitario. Se llega a aumentar arriba de un cincuenta por ciento la actividad de las células NK (“Natural Killer”) y aumenta la proteína anticancerígena (granusilina.)
• Aumenta el nivel de energía. Mejora en la calidad de energía evitando la fatiga.
• Reduce la ansiedad, depresión e ira.
• Reduce el estrés y propicia un estado de relajación. Rebajando el nivel de cortisol y adrenalina (hormonas de la fatiga adrenal.)
• Anula el sistema simpático de “enfrenatmiento o huida”.
• Potencia el sistema nervioso parasimpático de “reposo o recuperación”.
• Reduce la tensión arterial y la variabilidad de la frecuencia cardiaca.
• Combate el insomnio. Mejora en la calidad del sueño.
• Mejora del estado de ánimo.
• Aclara la mente y ayuda a pensar. Pasar tiempo en la naturaleza puede potenciar la capacidad para resolver problemas y la creatividad en un cincuenta por ciento.

¿Qué producen químicamente los árboles y la naturaleza que ayuda al ser humano?

Obviamente el oxígeno en el bosque es de alta concentración, pero los estudios científicos encontraron otras respuestas:
 

Fitoncidas: Aceites naturales de las plantas que forman parte del sistema de defensa de los árboles para protegerse contra bacterias, insectos y hongos; también forman parte de la red de comunicación entre los árboles. 

Un estudio del Departamento de Psiquiatría de Universidad de Mie, en Japón, ha demostrado que la fragancia cítrica del fitoncida D-limoneno es más efectiva que los antidepresivos para potenciar el buen humor y el bienestar emocional en pacientes con trastornos mentales. 

Myccobaterium vaccae: Es una bacteria común e inocua, los efectos benéficos los descubrió la oncóloga Mary O’brien en Londres. Al inyectar dicha bacteria resultó en que la calidad de vida de los pacientes mejoraba significativamente, manifestando mayor positividad, niveles de energía más altos y un mejor funcionamiento cognitivo. En resumen, la tierra estimula el sistema inmunitario, y un sistema inmunitario potenciado nos hace sentir mejor. 

La suave fascinación. Existen dos modos de prestar atención según William James, el primero es voluntario o dirigido: el que usamos en tareas que exigen esfuerzo y concentración. El segundo es involuntario o la “suave fascinación”: no requiere esfuerzo mental y surge de manera natural; es el tipo de atención que tenemos al estar en contacto con la naturaleza.

Partículas propicias. Hay algo más en el aire cuando estamos en contacto con la montaña, algo que no podemos oler.

Los iones son particulas del aire con carga eléctrica; pueden ser de carga positiva y de carga negativa. 

Los iones negativos son los propicios, se dice que tienen efectos revitalizantes que fomentan la claridad mental y la sensación de bienestar. Hay muchos más iones de este tipo en lugares abiertos y abundan aún más en los bosques y cerca de cascacadas y ríos. Cerca de una cascada podemos encontrar una carga de cien mil iones negativos por cm³.
 

“Las propiedades curativas del aire de la montaña de Davos se deben a la electricidad del aire.”

Albert Einstein, 1910.

Por el contrario, una estancia cargada de iones positivos es un claro signo de contaminación ambiental (bacterias, virus, pestilencias, tóxicos orgánicos e inorgánicos, polvo, ácaros, polen, pelos de mascotas, humo de tabaco, etc.), al tiempo que propicia el crecimiento de los mismos contaminantes atmosféricos. El exceso de iones positivos se da en todas las ciudades debido a la contaminación atmosférica, sin embargo, los seres humanos también los producimos con la contaminación por aire acondicionado, pantallas de equipos tecnológicos que pueden llegar a producir un campo de 20 mil voltios como: las computadoras, los smartphones, las fibras sintéticas, las antenas, los equipos inalámbricos (bluetooth), etcétera. 

El arte de conectar con la naturaleza es activando los sentidos. El silencio del mundo natural es, en realidad, una sinfonía constante, maravillosa e interminable. 

En 2050, el setenta y cinco por ciento de la población mundial vivirá en ciudades y nuestro acceso a la naturaleza habitual se verá más amenazado. Se calcula que la polución por materias de suspensión cobrará 6.2 millones de vidas anuales. 

La naturaleza es clave para el desarrollo mental y físico de los niños. Richard Louv, en su libro Last Child in the Woods, le da un término a la brecha que separa a los niños del entorno natural: “Trastorno por Déficit de Naturaleza”, y lo asocia con la aparición de trastornos de comportamiento en los niños como: depresión y obesidad, así como carencia de vitamina D y aumento de miopía. 

A mí me encanta correr en la montaña y disfrutar con gratitud de su poder sanador. Te invito a seguir esta práctica: el “baño de bosque”, ya sea caminando, trotando, meditando… Disfrutar y aprovechar esa magia que nos regala el mundo natural nos ayudará a vibrar con más paz y a ser cada vez mejores personas.

Maricarmen “Maka”

Segunda y tercer fotografía: Shutterstock. 
Fotografía principal, primera y cuarta fotografía: Maka.