Apertura al este
Escrita en: Noviembre 20, 2020
El Sol es la estrella que sostiene a la Tierra gravitacionalmente, cada segundo, el Sol fusiona millones de toneladas de hidrógeno en helio convirtiendo toneladas de materia en energía. La energía del Sol, representada como la luz solar, es la fuente de casi todas las formas de vida en el planeta Tierra, determina el clima, el día y la noche y afecta los fenómenos meteorológicos. El movimiento de la Tierra alrededor del Sol es la base del calendario que utilizamos hoy en día.
El Sol el astro con más brillo en nuestro sistema solar, por lo que en algunas culturas ha sido considerado como un dios. En la cultura egipcia lo denominaron como el dios Ra, gobernó durante miles de años llevando prosperidad y bienestar y, por supuesto, magníficas cosechas, por lo cual fue muy querido; los egipcios solo le tenían agradecimiento.
Para los mayas, el Sol es la base de su calendario; para mantener registro del tiempo observaron sus ciclos, incluyendo los equinoccios y solsticios. Observamos también vestigios de su influencia en la arquitectura: en sus edificios, pirámides y palacios. Los astrónomos mayas predecían el paso de las estaciones a través del estudio de los movimientos del Sol.
Inti es el nombre con el que los incas llamaban al Dios Sol, lo mantenían en el primer peldaño del escalón celeste. Se le representaba con la forma de un elipsoide dorado del que salían rayos con distintos atributos de poder. Era la fuente de toda riqueza, era el rey del cielo y de las plantas.
En el tarot encontramos una carta para representar al Sol, está asociado con la eternidad, simbolizando el éxito, la calidez, la alegría y todo lo positivo. Automáticamente la carta tiene un efecto de iluminar, habla de energía, de luz, de inicios generalmente positivos.
Astrológicamente es considerado un planeta y representa la parte con la que más nos identificamos a nivel existencial, nos marca una pauta sobre cómo podemos realizarnos en esta vida. Es lo que podemos encontrar a simple vista de nuestra personalidad, de donde absorbemos la energía que nos motiva a hacer las cosas, lo que nos mueve y renueva; nos indica la necesidad de individualidad, la manera con la que vemos al mundo, el autoestima, lo que nos hace sentir vivos.
El Sol también nos ayuda a ver nuestra sombra, a ver todas las partes que se guardan en el inconsciente y nos recuerdan que esa dualidad es lo que forma el UNO. El sol brilla todo el tiempo, aunque a veces se esconda detrás de las nubes, de la lluvia o la nieve, está ahí, dándonos vida, alimento y energía.
Tradicionalmente para los hindúes Surya significa Sol, el ojo del mundo. En la práctica de yoga como en muchas de sus actividades es usual ver al sol al principio del día o antes de realizar cualquier tarea, por lo que regularmente la práctica se realizaba por las mañanas, en la hora que el sol sale por el este. Si dividimos el cuerpo en planos encontramos que el plano anterior o la parte de atrás del cuerpo se simboliza por el este. Purvotanasana proviene del sánscrito que significa “gran estiramiento hacia el Sol del este”.
Recuerdo muy bien a una maestra en Los Ángeles, California que siempre llamaba a esta postura “Venice Beach”, pues para comenzar esta postura se empieza sentados en el piso con las piernas hacia adelante, como si nos fuéramos a asolear, colocamos los codos debajo de los hombros para marcar espacio y distancia donde vamos a apoyar las manos. Las piernas pueden quedar estiradas con los dedos gordos tocándose, el coxis se dirige hacia atrás de las rodillas y la cadera se levanta a la altura de los hombros para exponer el plexo solar y la parte de adelante del cuerpo al sol, fortalecer la parte de atrás del cuerpo, el pasado, y abrirnos a una experiencia luminosa hacia el futuro.
Fotografía principal: Chris Barbalis en Unsplash.
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