Ejercicio consciente
Escrita en: Julio 03, 2020
Hacer ejercicio es algo relativamente sencillo: es cosa de proponérselo, encontrar el tipo de actividad que se acomode a nuestro estilo de vida y horario y ¡listo!, ya somos una persona que hace ejercicio. Cuando esto sucede, muchas veces es desmotivante porque no vemos resultados o por lo menos no los resultados que esperábamos. Desde mi punto de vista y experiencia, es porque el hacer ejercicio así nada más no basta; hay que lograr un ejercicio consciente, y es aquí donde la cosa ya no es tan sencilla.
Cuando digo ejercicio consciente me refiero a cuando de verdad lo sientes, cuando involucras cuerpo, mente y energía; esa hora en que lo practica tu mente, tu cuerpo y tu energía no están en ningún otro lado, son una presencia absoluta. Eso quiere decir dejar pendientes, preocupaciones y demás, fuera. Como decimos en KENTRO, esta hora eres tú y tu mat, nadie ni nada más. Parece complicado, pero no lo es; un día te llega, lo sientes, es tan obvio que no lo puedes esquivar. Sin embargo, para lograrlo se requiere de un proceso más que fÍsico, mental, e implica hacernos una serie de preguntas: ¿por qué hago ejercicio? ¿Me gusta y lo disfruto? ¿El que escogí me hace feliz?
En el momento de responder a estas preguntas de manera sincera, sabemos de dónde partimos y el objetivo que perseguimos, así nuestra visión cambia y nos enfocamos mejor. Es básico elegir un ejercicio que no sea complicado a nivel logístico y que nos guste; por ejemplo, en lo personal, no prefiero los deportes que dependen de terceras personas, o me atraen, pero no los practico mucho porque entonces dependo de alguien más para hacer lo que me gusta.
Como les habia platicado ya, estas preguntas a mí me vinieron casi en mi ADN, pero entiendo que no le sucede a todo el mundo, y aun cuando la tendencia es hacer ejercicio, por motivos varios, lo ideal es volver este hábito/rutina algo que de verdad nos llene el alma, nos cambie el estado de ánimo, nos haga mejores personas para con nosotros y con los demás, que literalmente pueda cambiar un día malo a uno bueno. Algo que nos nazca desde el estómago y no una casilla más que palomear en los pendientes del día. Les aseguro que si hacemos esta rutina, cualquiera que sea, de manera consciente y entregada, los resultados, en todo los sentidos, serán infinitamente mejores y mucho más tangibles.
Me encantaría que todos los que lean este artículo emprendan esta práctica de conciencia. Escojan el ejercicio que más les guste, se vale no saber cuál es, pero entonces prueben, hay miles de opciones y más ahora, incluso sin salir de casa (si alguien quiere recomendaciones con gusto se las doy). La manera en que vemos las cosas les da otra forma, busquemos un punto de partida más interno, sintamos en el estómago y hagámoslo parte de nosotros, que no se quede en quitarnos el pendiente o la culpa de encima y les aseguro que el resultado será otro. Ya me platicarán cómo les fue.
P.D. Recomendación importantísima: involucren música; la música inspira, nos lleva a otros lugares, nos acompaña, motiva… háganla su compañera en este viaje.
Noticias relevantes
Nuestro equipo
Conoce a nuestro equipo