Héroe
Escrita en: Mayo 21, 2021
Un héroe es considerado alguien que salva a otra persona de algún tipo de peligro o situación extrema, también se le llama héroes a las personas que desempeñan un trabajo excepcional y con mucha dedicación, eso incluye el trabajo personal y espiritual.
Dentro del camino espiritual vamos encontrando pruebas que nos enfrentan a situaciones internas algunas veces extremas, donde los únicos que podemos salvarnos somos nosotros mismos; el cambio que necesitamos para vivir más felices es una decisión propia y requiere de valentía y compromiso para lograrlo a través de la paciencia. Encuentro en conversaciones con alumnos, pacientes y amigos distintos ejemplos de cuando logramos ser nuestro propio héroe, esas numerosas veces que logramos hablarnos a nosotros mismos con una voz más suave, un poco más tranquila; ese momento en el que nos detenemos a evaluar el diálogo interno y decidimos dirigir nuestra energía a un lugar amoroso.
Ser nuestro propio héroe nos brinda una pauta para decidir la manera en la que vamos a actuar en momentos extremos, en situaciones que involucren a los demás y principalmente reconocer la manera de contribuir de manera positiva socialmente en nuestro entorno.
La postura de virasana en lo personal la utilizo mucho como un espacio de meditación, pues activamente alarga los músculos de la parte frontal de las piernas y permite el descanso de los isquiones, ya sea en el piso o en alguna superficie como bloques, cobijas o cojines. Requiere de un estiramiento previo principalmente en la parte baja del cuerpo y caderas, pero el punto más delicado son las rodillas. Nuestras rodillas representan la dirección que tomamos al avanzar, el amor propio, la capacidad de ser flexibles y también lo testarudos que podemos ser; tienen una relación directa con el cuello y la comunicación, con la habilidad para avanzar. Cuando existen dolores o problemas en las rodillas podemos cuestionarnos temas relacionados a la falta de humildad, la rigidez mental, los conflictos con la autoridad, resistencia a los cambios. Las posibles respuestas son humildad, aceptación, entrega y en general ser flexibles.
Para realizar esta postura comenzamos en cuatro puntos, separamos los pies más que el ancho de las caderas dejando que los dedos gordos apunten hacia la línea media, los empeines en el piso. Juntamos las rodillas una con la otra y poco a poco bajamos la cadera para colocar los isquiones en el piso entre las piernas. Es importante que si no existe mucha flexibilidad en las rodillas coloquemos uno o dos bloques, o tal vez un cojín para sostener el peso del torso y que se mantengan en bienestar las rodillas, este objeto que colocamos justo debajo de lo isquiones puede ser tan alto como necesitemos donde las rodillas no molesten o incomoden. Las manos se colocan sobre los muslos, hombros relajados, columna alargada, cabeza flotando hacia el cielo. Con los ojos cerrados podemos conectar con la respiración victoriosa para visualizar la conexión que los isquiones hacen con la Tierra absorbiendo su energía a través del coxis, sacro y la columna vertebral para buscar llenar de energía libre a nuestra cabeza, cerebro y mente en general.
En la actualidad el héroe más importante de nuestra historia somos nosotros mismos, somos ese héroe que nos puede liberar de las voces del miedo y que nos puede llevar de una situación extrema al amor más profundo con nosotros mismos.
Fotografía principal: Elia Pellegrini en Unsplash.
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