Variaciones
Escrita en: Febrero 26, 2021
A lo largo de nuestra vida vamos aprendiendo distintas maneras de relacionarnos con los muchos aspectos de nuestro ser. Poco a poco, a través de las experiencias vividas, vamos forjando una visión de quiénes somos y de lo que queremos ser; experimentamos situaciones que construimos de manera consciente o inconsciente que nos dan a veces los resultados deseados y otras veces nos alejan de nuestra intención original, pero la única manera de darnos cuenta si el “experimento” nos da resultados enriquecedores o no, es cuando vamos moviendo las variables y permitimos que las fuerzas supremas nos muevan.
Incluso en la relación que tenemos con nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y con las cosas que hacemos determina el nivel de estrés que acumulamos, operando así desde un sistema calmado o un sistema en constante alerta sin descanso, lo que a veces desgasta nuestros nervios y al mismo tiempo nuestros órganos y tejidos.
Reevaluar nuestras actividades generales puede darnos un mapa de como utilizamos nuestro tiempo y energía. A veces romper la rutina nos puede resetear el sistema y otras veces mantener una disciplina constante genera balance. La idea es poder salirse de pronto de los patrones que hemos ido construyendo conforme a la información que tenemos del mundo en el que crecimos y cambiar en las formas como hacemos las cosas buscando mover variables en distintas direcciones, lo que nos puede llevar a encontrar muchas sorpresas en el camino.
La energía alrededor de nosotros está en constante evolución por lo que fluir con los ritmos de la naturaleza nos puede ayudar a conectar con partes distintas dentro de situaciones parecidas, seguimos creciendo, avanzando e intentando encontrar el sentido de las experiencias desde un lugar más amoroso.
Explorar las variantes en las posturas que conocemos puede ayudarnos a desarrollar el hábito de observar con perspectiva, sentir sensaciones distintas y llegar a rincones de nuestro cuerpo que parecen puertas hacia un nuevo mundo interior.
La postura del perro boca abajo girado es una postura a simple vista sencilla que parte de una postura que repetimos constantemente durante cualquier sesión de yoga. La idea de mantener la cabeza debajo de la cadera y rotar las vértebras desde la fuerza abdominal ayuda mucho a despertar los hombros y omóplatos, activando a su vez al corazón y la parte lateral de los pulmones.
Para realizar la postura partimos de un perro boca abajo, donde los pies están al ancho de las caderas; las manos al ancho de los hombros y la cadera va hacia el cielo; de ahí damos un pequeño paso al frente para, en la siguiente exhalación, mover una mano hacia la parte externa de la pierna opuesta y rotar la columna. Mantener las caderas simétricas con las crestas iliacas apuntando hacia el piso nos ayuda a realmente abrir los costados del cuerpo y mantener el equilibrio en las dos piernas y una mano que queda en el piso. Buscar llevar la mano a cualquier lugar lateral de la pierna, excepto la rodilla, hacen que la misma postura encuentre sus distintas variables.
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