Venera la expansión
Escrita en: Octubre 02, 2020
Existen diversos maestros del yoga moderno, como Pattabhi Jois, quien fue alumno de Krisnamacharya desde los doce años. Al cabo del tiempo de ser su aprendiz y de acompañarlo en varias demostraciones, lo sustituyó en varias de sus clases y demostraciones. Se convirtió en maestro de yoga y sánscrito y desarrolló y popularizó el estilo de vinyasa yoga, conocido como ashtanga yoga.
En el ashtanga yoga la secuencia de posturas es siempre la misma. Existen seis series distintas que varían en cuanto al nivel del estudiante. Regularmente las posturas se sostienen durante pocas respiraciones, lo que impulsa la observación en la respiración coordinada con el movimiento; mantener la concentración en el interior es uno de los objetivos de este tipo de práctica. Este estilo de yoga nació en 1975 y poco a poco fue tomando popularidad, pues era la primera vez que se proponía la práctica de yoga como un ejercicio. Es una práctica físicamente demandante y que, en mi opinión, requiere de un poco más de estudio y práctica previa para poder disfrutarla. Se necesita entender los límites del cuerpo para evitar algún tipo de lesión, pues muchas veces los principiantes no están tan conscientes de sus rangos de movimiento. Es una práctica que requiere de un ritmo para poder realizarla con mayor fluidez, lo cual, en mi opinión, se obtiene con paciencia y observación.
En la primera secuencia encontramos la postura de prasarita padottanasana, que en español se traduce como: prasarita-expandir; pada-pie; uttan-amplio. Es una postura de pie, donde se genera una distancia considerable entre el pie derecho e izquierdo. El paso lateral se amplía buscando activar los costados de las piernas por medio de llevar peso hacia la parte externa de los pies que se encuentran paralelos uno del otro. Los dedos de los pies están ligeramente rotados hacia la línea media y los talones un poco hacia afuera. Las rodillas pueden estar dobladas, mucho o poco, dependiendo de la flexibilidad que exista en la parte de atrás de las piernas. Es importante mantener activas las piernas de la parte delantera, desde el músculo de la tibia —o mejor conocido como espinilla— hasta los músculos grandes que recubren al fémur —los cuádriceps—, pues estos, entre más activos se encuentren, la flexibilidad de los músculos de atrás de las piernas va a incrementar. El otro punto importante es imaginar a los huesos moverse, visualizar que todo es flexible en la cadera, que al rotar, los huesos de los isquiones —los huesos donde nos sentamos— se abren en el espacio expansivo en el piso pélvico, pues el cóccix quiere alejarse hacia el cielo y el pubis hacia atrás. Cuando la columna se flexiona hacia el frente es entonces cuando logramos cambiar la perspectiva y también la mente se amplía, hay mayor soporte de las piernas para lograr que descanse el sistema parasimpático un poco y se suelte el cuello, hombros y cabeza. Hay distintas maneras de utilizar las manos, sugiero que se busque la parte lateral de las piernas o los tobillos, otra variación puede ser utilizando el dedo índice y medio de las manos para tomar al dedo gordo de los pies, los codos se separan uno del otro y los hombros buscan distancia entre ellos para expandir el pecho y venerar ese espacio de creación entre los pies.
Fotografía principal: Oliver Plattner en Unsplash.
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